Una multitud presente en Plaza de Mayo

Una multitud presente en Plaza de Mayo

La democracia exige la ocupación del espacio público. Por eso la inmensa movilización por el Día de la Memoria mezcló la bronca del repudio al golpe con la alegría del reencuentro tras dos años de paréntesis por la pandemia. La inclaudicable lucha por los derechos humanos, una virtud argentina.

“¡Treinta mil compañeros detenidos desparecidos!

 

¡Presentes!

 

¡Ahora!

 

¡Y siempre!

 

¡Ahora!

 

¡Y siempre!

 

¡Ahora!

 

¡Y siempre!”

 

La clásica consigna, coreada a voz en cuello, fue la más repetida ayer… como antes y siempre. Flamea en columnas frondosas, de banderías políticas surtidas. La vocean millares de personas de a pie que llegan “sueltas”, no encuadradas. En grupos familiares, amicales, de laburo que cuentan con la ayuda de WhatsApp para encontrarse y re-juntarse. El recuerdo emocionado y la reivindicación de “los treinta mil” es común denominador en medio del pluralismo.

 

La expresión “presencialidad” se puso en vigencia desde la pandemia. El distanciamiento dolió, descalabró la vida cotidiana y la cultura común… todavía no entendemos cuánto. Este 24 marzo se recobró la presencialidad, la potencia de los cuerpos, el modo insuperable de movilizarse.

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