La pandemia en Brasil coincide con la circulación de nuevas variantes más transmisibles y en medio de presiones de aliados del presidente Bolsonaro que piden un cambio en el ministerio de Salud.
Con el objetivo de evitar el colapso de su sistema público de salud, el estado de San Pablo dispuso nuevas restricciones a la movilidad que incluyen un toque de queda nocturno. Las medidas estarán vigentes al menos hasta el 30 de marzo y endurecen las ya implementadas a principios de mes, cuando se decretó el cierre de los establecimientos comerciales excepto los de primera necesidad. El agravamiento de la pandemia en Brasil coincide con la circulación de nuevas variantes más transmisibles y en medio de presiones de sectores aliados al presidente Jair Bolsonaro que exigen un cambio en el ministerio de Salud, por ahora en manos del general Eduardo Pazuello, cuya gestión está siendo investigada por la justicia.
Ante el rápido incremento de las hospitalizaciones por covid-19, el gobierno de San Pablo se vio obligado a pasar de la llamada «fase roja» de su plan de confinamiento a una «fase de emergencia». En esta nueva etapa más restrictiva, el estado suspendió las actividades colectivas de carácter religioso y deportivo, cerró las tiendas de materiales de construcción y prohibió el acceso a las playas, que habían registrado una gran afluencia de público en las últimas semanas.